viernes, 21 de diciembre de 2012

Me gustaría abrir los brazos al viento acogiendo el aire suave que me susurra el Amor de un Dios que se hace pequeño.
Quisiera abrazar el dolor del mundo para poder consolar a los más desfavorecidos, a los que nada tienen y nada esperan.
Desearía que el sol poniente de la tarde dibujara mi silueta entre las nubes para poder sentirme parte del universo.
Sería feliz si mis brazos abiertos acogiesen el planeta que amo sintiéndome parte activa de Él ofreciéndome desde lo que soy por el bien de la humanidad.
Quisiera abrir mis oídos, mi corazón, mi boca, mis manos... para poder entender el porqué del dolor, el odio, la envidia y la sinrazón.
Me gustaría abrazar el mundo con su contrariedad, su pecado y su grandeza.
El aire que respiro es el abrazo que Dios me hace a cada momento, es el alzar de sus manos a mi interior y la pasión por mi propia vida y la de los que creó.

Encar_AM

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