miércoles, 10 de abril de 2013


Al triste, no le preguntes la historia de su desgracia...
Sino dile que en ti, tiene un amigo.

Al que llora, no le escudriñes el origen de su llanto...
Sino dile que tu tienes un hombro, un pañuelo, una sonrisa.

Al que anda tambaleante por la vida no le analices por qué no ha llegado nunca a ninguna parte...
Mejor dile que tu tienes una luz, un consejo, y un bastón por si llegara a necesitarlos.

Al que anda sin templo y sin oración no le preguntes por qué es un descreído...
Mejor enséñale a Dios, y mételo en el secreto de tu plegaria.

A esos que hacen un caos de su vida no les preguntes que causa su confusión...
Mejor enséñales el rastro sosegado de la fe, y el fluir constante de tu serenidad.

Al que anda dolido y agotado con su cruz, no le preguntes por qué le pesa tanto...
Mejor ponlo en posición de que Dios se irradie sobre él... Y ya poco a poco irá llegando la luz.

Al que se resiste a seguir, y se siente vencido, no le andes por las normas, las deducciones y los raciocinios...
Mejor dale la mano, y dile:"¡Voy contigo!"

No le preguntes a cada uno su necesidad...
Mejor demuéstrales que siempre hay un sueño más asombroso que su mala suerte.

Dios te dice: Tú no estás solo, jamás lo has estado y nunca lo estarás. Dios está contigo en cada segundo de tu vida, más cerca que tus propios pensamientos. Sólo es tu idea la que te hace creer que Dios te puede abandonar, pero esto es imposible.

Te voy a explicar: Dios está en el aire que estás respirando y te da la vida. Si te pones la mano en el corazón, verás que ese latido de vida es Dios en tu corazón. El sol que te viene a alumbrar cada mañana es una bendición de Dios para ti, para que vivas y seas feliz.

¡Tú no tienes porqué estar triste nunca! El estado natural del hombre es la alegría, lo que pasa es que vivimos quejándonos por todo lo malo, en vez de dar gracias por todo lo que tenemos y esto nos pone tristes. Comienza ya a dar gracias por el aire que respiras, por cada prenda de vestir o de adorno que llevas en el cuerpo, por la cama que tienes, por cada pedacito de comida que te llevas a la boca, por cada canción que te sabes.

Cada vez que pienses en quejarte, busca algo por lo cual dar gracias a Dios. Acostúmbrate a decir por todo "Gracias Padre", y vas a ver como tu mundo va a cambiar. Comienza a sonreírle a todo, y no importa lo que te diga la gente, es mejor sonreír que estar mal encarado. Sonríele al guardia, al médico, al abogado, al barrendero, al ascensorista, al cajero, a los que cocinan, al chofer, a la enfermera. Sonríele al mundo y verás que el mundo te sonreirá también.

El rencor y el odio son la madre de la infelicidad. Comienza a perdonar ya a todo el mundo, no importa lo que te hayan hecho o dicho, eso es problema del que condena; el tuyo es el de perdonarlos. Diles: Te doy mi amor y mi perdón. Si hablan mal de ti, te critican o te condenan, eso no importa, de los más grandes seres se han dicho las peores cosas. Piensa: Si eso lo dicen, ¿dónde está lo que hacen? Yo soy un ser que hago y sólo me entiendo con los que hacen y no con los que dicen. Decir, cualquiera dice: para hacer hay que saber y yo soy un ser de acción.

Si has perdido algo o te han robado, eso tampoco importa. Acuérdate que lo verdaderamente valioso y eterno en ti nadie te lo puede quitar, es tu Ser y tu derecho soberano de sentir y pensar. "Lo maravilloso de cuando se pierde es que siempre nos queda Dios".

Acostúmbrate a bendecir en vez de maldecir o decir malas palabras y verás que las cosas se transforman. Di constantemente a todas las cosas y a todas las personas, no importa lo que sean, hagan o digan, "Dios te Bendice". Cada vez que no sepas qué hacer y estés desesperado y no te acuerdes de nada, repite simplemente el nombre de Dios tantas veces como te sea necesario y verás milagros.

La amistad es el arte de olvidarse por completo de uno mismo, de todos los deseos y las necesidades egoístas, para llegar a conocer la personalidad y el carácter de otro.

La amistad es aprender a aceptar a una persona, no por lo que es exteriormente, sino por lo que revela desde adentro. Es fortalecerse con las cualidades halladas en el otro y las experiencias mutuamente compartidas.

La amistad es aprender y llegar a preocuparse por una persona hasta el punto de sufrir cuando ella sufre y de sentir su alegría cuando llega. Es amar sin exigir, dar sin pedir, escuchar sin juzgar. Es estar siempre allí dispuesto a ayudar.

La amistad es estar dispuesto a dar sin pensar en recibir nada a cambio, a prestar tu apoyo cuando el otro está débil, a darle tu sonrisa cuando él ha perdido la suya.

La amistad es la fusión de dos almas individuales para formar un espíritu completo, con un lazo común de amor y abnegación. Es superar juntos los problemas y las diferencias, es discutir sin
dejar de amar.

La amistad es pensar en el otro antes que en sí mismo, es dejar de lado el egoísmo. Es comprender, es perdonar, es olvidar y a veces, es recordar.

"Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle. Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan. Él les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de Él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre" Marcos 3:31-35.
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1 comentario:

  1. Gracias por recordarme esta verdad, no estamos solos, auqnue a veces nos sintamos así. Tenemos que abrir más los ojos, aunque el dolor hace que esta tarea tan sencilla resulte algo casi imposible. Gracias compi por estas palabras, me han venido en el justo momento. Besotes

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