lunes, 30 de diciembre de 2013

Megapost Reflejos de Luz

 

Estos días han estado cargados de actividades, movimiento, celebraciones, acciones solidarias, encuentros de oración, festivales... todas ellas enfocadas a la Fiesta de Navidad que ayer mismo celebramos.
Ahora me pregunto ¿después de la Navidad qué es lo que me queda?. Me queda el cansancio de muchas actividades, proyectos, planes... pero sobre todo AHORA es cuando me quedo con el verdadero espíritu de Navidad. Ahora es cuando, de forma serena y tranquila, puedo acoger a Dios mismo en ese pesebre sencillo.
Ha venido para darme VIDA, para ofrecerme PAZ y para alentarme en mi MISIÓN. Ahora es cuando, en silencio puedo contemplar la grandeza de su presencia en mi día a día.
La sociedad cambia pronto el "chip", pasa deprisa de una fiesta a otra y, en este momento, ya todos se preparan para celebrar el fin de año. Yo aún no he dado ese salto, tan solo contemplo a un Dios hecho niño, en un establo, entre los pobres, entre la gente humilde...
Muchos pensamientos nos han acompañado en este Adviento como ayuda para prepararnos para la llegada de Dios a nuestra vida. Un mensaje en una botella con valores que engrandecen nuestro corazón, unos barquitos con recuerdos de aquello que es importante para caminar por el mundo con un horizonte concreto... Hemos oteado el horizonte y hemos ido viendo cada vez con más nitidez la presencia de Jesús en los acontecimientos diarios.
Navegar no es siempre fácil, hay tempestades que zarandean nuestro barco hasta el punto de creer que va a sucumbir en el fondo del mar. Las noches en el mar son frías y a veces calan los huesos hasta quedar exhaustos. El fuerte sol del mediodía quema cuando estás en cubierta y te expones a su radiación... Sí, navegar no siempre es sencillo, pero la aventura de la vida no es tampoco sencilla, sin embargo levamos anclas y nos adentramos en el mar con la esperanza de vivir y saborear cada una de las olas que nos acompañan.
Jesús ha llegado, busco en mi corazón a ese niño, inocente, sencillo, humilde, grande... que ha dado sentido a mi vida y a la vida de muchos que, como yo, creemos en la verdad y el amor.

Encar_AM


Hoy celebramos la fiesta de los Santos Inocentes, mártires. Metidos en las celebraciones de Navidad, no podemos ignorar el mensaje que la liturgia nos quiere transmitir para definir, todavía más, la Buena Nueva del nacimiento de Jesús, con dos acentos bien claros. En primer lugar, la predisposición de san José en el designio salvador de Dios, aceptando su voluntad. Y, a la vez, el mal, la injusticia que frecuentemente encontramos en nuestra vida, concretado en este caso en la muerte martirial de los niños Inocentes. Todo ello nos pide una actitud y una respuesta personal y social.

San José nos ofrece un testimonio bien claro de respuesta decidida ante la llamada de Dios. En él nos sentimos identificados cuando hemos de tomar decisiones en los momentos difíciles de nuestra vida y desde nuestra fe: «Se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto» (Mt 2,14). 

Nuestra fe en Dios implica a nuestra vida. Hace que nos levantemos, es decir, nos hace estar atentos a las cosas que pasan a nuestro alrededor, porque —frecuentemente— es el lugar donde Dios habla. Nos hace tomar al Niño con su madre, es decir, Dios se nos hace cercano, compañero de camino, reforzando nuestra fe, esperanza y caridad. Y nos hace salir de noche hacia Egipto, es decir, nos invita a no tener miedo ante nuestra propia vida, que con frecuencia se llena de noches difíciles de iluminar.

Estos niños mártires, hoy, también tienen nombres concretos en niños, jóvenes, parejas, personas mayores, inmigrantes, enfermos... que piden la respuesta de nuestra caridad. Así nos lo dice Juan Pablo II: «En efecto, son muchas en nuestro tiempo las necesidades que interpelan a la sensibilidad cristiana. Es la hora de una nueva imaginación de la caridad, que se despliegue no sólo en la eficacia de las ayudas prestadas, sino también en la capacidad de hacernos cercanos y solidarios con el que sufre».

Que la luz nueva, clara y fuerte de Dios hecho Niño llene nuestras vidas y consolide nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad.

“Entonces Herodes al verse burlado por los magos, se enfureció y mando matar a todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores”. Mateo 2:16.
Es el cuarto día de Navidad y hoy celebremos un día de niños. De unos niños que fueron juzgados como una amenaza para Herodes. Es un suceso horripilante que Mateo nos informa. Desgarra nuestros corazones y deja en nosotros mucha tristeza.
Es una matanza de inocentes que no tenían nada que ver con las luchas por el poder existentes, y que tampoco tenían planes: simplemente les toco vivir en el lugar equivocado y en el tiempo equivocado. Es un relato horroroso que por desgracia, se repite de una u otra forma en todas las epocas y generaciones.
También en las ultimas décadas, ha habido matanza de inocentes. También hoy hay Herodes, cortados por el mismo patrón, alimentados por los mismos temores y prejuicios.
Los Reyes Magos no volvieron con Herodes a informarle sobre el Niño y esto le provoco una rabia furiosa y puso en marcha la carnicería con la que pretendía salvaguardarse de un Niño.
Duele, y mucho, el crimen del aborto: un asesinato que acaba con la vida de un inocente que ni siquiera puede defenderse, ya que sus gritos de dolor no pueden ser escuchados. Hay niños y también muchos, que mueren de hambre, no obstante que en la mesa de la creación hay pan para todos. Hay niños que son lastimados en su inocencia, ya que hay nuevos Herodes que les arrebatan uno de los valores mas grandes de su interior, al ser acosados y lastimados sexualmente.
La sangre de los inocentes continua empapando la historia actual de todo el mundo. La Navidad es, sin embargo, la promesa de que la vida vencerá a la muerte.
Del Salmo 123: Nuestra vida escapo como un pájaro de la trampa de los cazadores.
Textos Bíblicos: 1 Juan 1:5-2:2 | Mateo 2:13-18

Hoy celebramos la fiesta de los Santos Inocentes, mártires. Metidos en las celebraciones de Navidad, no podemos ignorar el mensaje que la liturgia nos quiere transmitir para definir, todavía más, la Buena Nueva del nacimiento de Jesús, con dos acentos bien claros. En primer lugar, la predisposición de san José en el designio salvador de Dios, aceptando su voluntad. Y, a la vez, el mal, la injusticia que frecuentemente encontramos en nuestra vida, concretado en este caso en la muerte martirial de los niños Inocentes. Todo ello nos pide una actitud y una respuesta personal y social.

San José nos ofrece un testimonio bien claro de respuesta decidida ante la llamada de Dios. En él nos sentimos identificados cuando hemos de tomar decisiones en los momentos difíciles de nuestra vida y desde nuestra fe: «Se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto» (Mt 2,14). 

Nuestra fe en Dios implica a nuestra vida. Hace que nos levantemos, es decir, nos hace estar atentos a las cosas que pasan a nuestro alrededor, porque —frecuentemente— es el lugar donde Dios habla. Nos hace tomar al Niño con su madre, es decir, Dios se nos hace cercano, compañero de camino, reforzando nuestra fe, esperanza y caridad. Y nos hace salir de noche hacia Egipto, es decir, nos invita a no tener miedo ante nuestra propia vida, que con frecuencia se llena de noches difíciles de iluminar.

Estos niños mártires, hoy, también tienen nombres concretos en niños, jóvenes, parejas, personas mayores, inmigrantes, enfermos... que piden la respuesta de nuestra caridad. Así nos lo dice Juan Pablo II: «En efecto, son muchas en nuestro tiempo las necesidades que interpelan a la sensibilidad cristiana. Es la hora de una nueva imaginación de la caridad, que se despliegue no sólo en la eficacia de las ayudas prestadas, sino también en la capacidad de hacernos cercanos y solidarios con el que sufre».

Que la luz nueva, clara y fuerte de Dios hecho Niño llene nuestras vidas y consolide nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad.

Creo en la bondad humilde de José de Nazaret y en la fe desbordada de María.
Creo en la pobreza del portal con un buey y una mula, y aun sin ellos.
Creo en el anuncio de los ángeles, presencias múltiples de Dios donde están la verdad, el amor y la belleza.
Y en el gozo compartido de los pobres pastores que sueñan ilusiones y viven de esperanzas.
Creo en la estrella peregrina y mensajera y en los Magos inquietos y tenaces, que siempre encuentran la luz cuando la siguen, asomada a la inmensa maravilla de Dios entre los hombres.
Creo en los caminos que llevan a Belén, en los ríos de plata, en los montes de musgo, en los árboles de corcho, en las luces de colores.
Creo en las estrellas, más curiosas y despiertas que nunca en el cielo madrugador de la Nochebuena.
Creo en la alegría natural, en la clara amistad entre los hombres, nacida de repente o crecida a ritmo de cosecha.
Creo en la sorpresa virgen y fértil de los niños.
Creo en la ternura de los hombres.
Creo en el amor, difícil e inseguro, pero cierto, muestra gratuita de Dios, ángel, estrella, belén de su hermosura generosa.
Creo en Jesús, hombre perfecto, Hijo de Dios, Dios perfecto a la altura del hombre.

Víctor Manuel Arbeloa
El amor nace de un corazón que como el Niño acuna el madero.
Es dejar que el amor tome la carne, para que así puedan verlo.
Acunar el madero es recordar que el amor no ha nacido en corazones llenos.
Es descubrir que el amor nada esquiva cuando es bien verdadero.
Acunar el madero es dar fortaleza a lo que nace pero sin endurecerlo.
Es contener al que llora en su dolor más tierno.
Es alzar al que en la senda cae y proponerle otro intento.
Acunar el madero es poner las manos al servicio para amortiguar en algo, los dolores ajenos.
Es enseñar cuánta vida yace en Aquél que dan por muerto.
Acunar el madero es entrecruzar el brazo de los pobres, con el nuestro.

Por haber llegado al final de este año creyendo, confiando y amándote.
Fueron muchas veces las que animaste mi fe,
las que corriste a mi encuentro.
Siempre sentí el calor de tu mano, aún en plena oscuridad.
Gracias, también, por esa otra fe que he conservado.

Gracias por las ayudas, la compañía
y la alegría que me han brindado las personas.
Gracias por tantos ojos como me miraron con ternura.
Gracias por tantas manos como se adelantaron a estrechar la mía.
Gracias por tantos labios cuyas palabras y sonrisas me alentaron.
Gracias por tantos oídos que me escucharon.

Gracias, Señor, por tanto como he recibido,
que no fueron méritos míos, sino dones tuyos...
Gracias por el mérito que me estimuló.
Por la salud que me sostuvo,
por el trabajo que desempeñé,
y por el descanso de que disfruté.
Gracias por aquel fracaso y aquella desilusión.

Perdón, Señor:
Por la palabra que callé.
Por esa mano que no tendí.
Por la sonrisa que escatimé.
Por el saludo que negué.
Por la mirada que desvié.
Por la disculpa que no pedí.
Por esos oídos que no presté.
Por ese gozo que no compartí.
Por tanta lágrima que no enjugué.
Por esa verdad que omití.
Por tantas veces, Señor,
como me marché de Ti o como no te abrí.

Ayúdame, Señor, quiero comenzar con fuerza
este nuevo año de mi vida.

Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados
Venid a Mí todos los que tenéis dudas y desesperanzas
Venid a Mí, venid a Belén, Venid a mi Corazón de Carne,
Y Yo os daré descanso, renovaré vuestras fuerzas, alimentaré vuestro futuro.

Venid a Mí y celebrar de nuevo la Vida.
Porque Yo hago nuevas todas las cosas
Yo también podré renovar todo lo viejo y enfermo que os amenaza.
No permitáis que el cansancio, los años o la soledad hagan morada en vosotros
Sois demasiado valiosos para mí como para dejar que otros os habiten
Y destruyan vuestra paz y vuestra esperanza.

Mira la Estrella, mira a María, mi Madre.
Mira la Luz, mira a José, hombre bueno y humano.
Mira la noche Santa. Escucha. Contempla.
Yo bendigo vuestro hogar, vuestra familia, vuestra comunidad

Te bendigo a ti y a quienes te rodean.
No maldigáis vosotros.
Yo bendigo vuestros intentos, vuestros errores,
vuestros deseos de ser cada vez más “otros Cristos” para quien os conoce.

Venid a Mí. Contempladme y quedaréis radiantes.
Gustad y ved que bueno es saberse familia. Familia de Dios.
Si en el mundo no me reciben, que al menos esta casa,
acoja mi Palabra de amor y perdón y me acoja a Mí en cada ser humano.

Yo estaré con vosotros todos los días hasta el final del mundo.
En la Cruz y en Belén. Todos los días del mundo.
Que quien te mire, vea la Estrella, vea Mi Luz.
Anunciad a todos que estáis en buenas Manos.
Amén

La Navidad es cercanía: rompe con lo que te separa de los demás
La Navidad es amor: ¡bríndate generosamente!
La Navidad es oración: si estás frío con Dios, háblale
La Navidad es canto: si estás desafinado, entónate
La Navidad es perdón: si estás enojado, reconcíliate
La Navidad es adoración: si eres soberbio, arrodíllate
La Navidad es dulzura: si estás amargado, dulcifica tu persona
La Navidad es cielo: si vives en un infierno, coge la escalera de Jesús
La Navidad es paz: si eres violento, busca las armas de la fraternidad
La Navidad es compartir: si eres tacaño, despréndete de algo
La Navidad es confiar: si eres desconfiado, da otra oportunidad
La Navidad es alegría: si estás triste, busca razones para la sonrisa
La Navidad es esperanza:  si estás derrotado, levántate: Dios te quiere
La Navidad es regalos: si no los tienes, aprende a conquistarlos
La Navidad es silencio: si estás afónico, serénate un poco
La Navidad es Dios: si vives lejos de El, aún estás a tiempo para volver
La Navidad es Jesús: si no lo ves, búscalo dentro de ti
La Navidad es María: si te parece pobre, enriquécela con tu cariño
La Navidad es José: si no eres responsable, mírale de cerca
La Navidad es Angel: si no tienes alas, supérate a ti mismo
La Navidad es anuncio: si estás sordo, abre tus oídos a la Buena Noticia
La Navidad es verdad: si vives en la falsedad, recupera la transparencia

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI.

Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.

Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.

Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo.

También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios
nuevamente te pido perdón.

En los próximos días iniciaremos un nuevo año y detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días
que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.

Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.

Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso.

Cólmame de bondad y de alegría para que, cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí encuentren en mi vida un poquito de TI.

Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad . Amén
Las uvas de Fin de año son una de las tradiciones más arraigadas en España para celebrar el cambio de año. De hecho, incluso aquellos que no son muy aficionados a las uvas hacen el esfuerzo de tomar 12 en Fin de Año.
Y es que este ritual de Nochevieja nos asegura, en teoría, buena suerte para el año siguiente. Eso sí, ¡solo si nos tomamos las 12 uvas al ritmo de las 12 campanadas!

¿Quieres saber desde cuando tomamos 12 uvas en Fin de año?
La teoría más plausible dice que la tradición de tomar las 12 uvas en Fin de año se extendió en 1909, un año en el que hubo excedente de uvas. Así, los agricultores aprovecharían esta nueva tradición para deshacerse de sus uvas vendiéndolas como “uvas de la suerte“.
Lo cierto es que ya antes de esa fecha, los burgueses solían celebrar Fin de año con uvas y champán. A finales del siglo XIX, un grupo de madrileños decidió burlarse de esta costumbre tomando las 12 uvas en la Plaza del Sol, al ritmo de las campanadas. Lo que empezó como una burla fue poco a poco quedando en forma de tradición, hasta el empujón definitivo que le dieron los comerciantes de uvas en 1909. ¡El Fin de año con uvas quedó casi oficialmente instaurado!
Hoy en día, en la gran mayoría de hogares españoles se toman 12 uvas por Fin de año, normalmente siguiendo las campanadas en alguna plaza local, o a través de la televisión. La costumbre de comer 12 uvas por Fin de año se ha extendido también a algunos países de Latinoamérica.
Los días del calendario se van acabando, pero todavía quedan muchas cosas por resolver antes de despedir al 2012. Diciembre sigue transcurriendo, y en unos días llega la Navidad. Todos los años la misma historia... 

Cuesta encontrarnos con el misterio de la navidad; no el de las luces, los arbolitos, regalos y fantasías de las que nos hablan muchas películas que aparecen en la tele en este tiempo. Hablo del misterio grande, de un Dios que siendo el creador y el todopoderoso, haya elegido hacerse uno de nosotros en la pequeñez y debilidad de un niño, de carne y hueso. ¿Y por qué semejante locura? Simplemente por amor, no hay otra explicación posible.  El que ama busca estar cerca del amado, viaja si es necesario, y si pudiera no se alejaría ni un segundo. Como dice J.L Martín Descalzo, un sacerdote y periodista español: “Yo diría que la Navidad es la prueba, repetida todos los años, de dos realidades formidables: que Dios está cerca de nosotros, y que nos ama”. 

Y este Dios que nació en un lugar humilde y desconocido, sigue eligiendo esos mismos espacios: viene a nacer en la realidad de tu familia, en medio de la nostalgia de los que no están y del dolor por el desencuentro de los que estamos; en los que estudian y parece que cada vez se hace más cuesta arriba lograr recibirse; en los que se levantan cada día queriendo que sus vidas sean diferentes pero no saben cómo conseguirlo... 

“Vino y puso su morada entre nosotros” dice uno de los textos bíblicos que se leen en este tiempo; lo que deduce que vive en medio nuestro y entre nuestras cosas.

Parafraseando al mismo autor español, Martín Descalzo, “amigos míos, déjenme que les pida que en estos días no se refugien ustedes en la nostalgia. No miren hacia atrás. Contemplen el presente. Descubran que a su lado hay gente que les ama y que necesita su amor. Si lo hacen, el amor de Dios no será inútil. Y también en sus corazones será Navidad”    

La navidad es un presente, y sigue aconteciendo:
Cuando decides amar a los que te rodean. Ese día es Navidad.
Cuando decides dar un paso de reconciliación con el que te ha ofendido. Ese día es Navidad.
Cuando te encuentras con alguien que te pide ayuda y accedés. Ese día es Navidad.
Cuando te tomas el tiempo para charlar con los que están solos. Ese día es Navidad.
Cuando comprendes que los rencores pueden ser transformados a través del perdón. Ese día es Navidad.
Cuando te desprendes aún de lo que necesitas, para dar a los que tienen menos. Ese día es Navidad.
Cuando renuncias al materialismo y al consumismo. Ese día es Navidad.
Cuando eliges vivir en la alegría y la esperanza. Ese día es Navidad.


Para el nuevo año te ofrecemos doce frases, como doce campanadas:

1.Agradece el pasado como don de Dios.
2.Vive el presente con esperanzas y creatividad.
3.Di "sí" al paso de Dios por tu vida.
4.Confía, Dios te encomienda cosas grandes.
5.Valora lo pequeño, llegarás a lo grande.
6.Mira a la vida con sencillez y amor.
7.Ten buen humor, pase lo que pase.
8.Perdona y pide perdón.
9.Haz algo por el otro y serás feliz.
10.Atento, Dios te habla cada día.
11.Dios cuenta contigo.
12.Ama la vida, ama al mundo, ama a Dios.

QUE DIOS TE BENDIGA HOY Y SIEMPRE

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