miércoles, 17 de septiembre de 2014

Reflejos de Luz

Excelente reportaje del programa Crónicas de tve 2 sobre el impacto de la crisis económica en nuestro país, el encomiable trabajo de los Bancos de Alimentos con más de 2.000 voluntarios luchando contra el hambre y el despilfarro, y una red alimentaria que en la actualidad está atendiendo a más de 2 millones de personas.

¿Me necesitas? Estoy aquí contigo. No puedes verme, sin embargo soy la luz que te permite ver. No puedes oírme, sin embargo hablo a través de tu voz.
No puedes sentirme, sin embargo soy el poder que trabaja en tus manos.
Estoy trabajando en ti, aunque desconozcas mis senderos.
Estoy trabajando, aunque no reconozcas mis obras. 
No soy una visión extraña. No soy un misterio. 
Sólo en el silencio absoluto, más allá del "yo" que aparentas ser, 
puedes conocerme, y entonces sólo como un sentimiento y como fe.
Sin embargo, estoy aquí contigo. Sin embargo, te oigo. 
Sin embargo te contesto. Cuando me necesitas, estoy contigo.
Aunque me niegues, estoy contigo. 
En los momentos en que más solo crees encontrarte, Yo estoy contigo. 
Aún en tus temores, estoy contigo. Aún en tu dolor, estoy contigo. 
Estoy contigo cuando oras y cuando no oras. Estoy en ti, y tú estás en Mí. 
Sólo en tu mente puedes sentirte separado de Mí, 
Pues sólo en tu mente están las brumas de "lo tuyo" y "lo Mío".
Sin embargo, tan sólo con tu mente, puedes conocerme y sentirme. 
Vacía tu corazón de temores ignorantes.
Cuando quites el "yo" de en medio, estoy contigo. 
De ti mismo no puedes hacer nada, pero Yo todo lo puedo. Yo estoy en todo.
Aunque no puedas ver el bien, el bien está allí, pues Yo estoy allí. Estoy allí.
Sólo en Mí, tiene el mundo significado. Sólo en Mí, toma el mundo forma.
Sólo en Mí, el mundo sigue adelante. 
Soy la ley en la cual descansa el movimiento de las estrellas y el crecimiento de toda célula viva. 
Soy el amor que es cumplimiento de la ley. Soy seguridad, Soy paz. Soy unión
Soy la ley por la cual vives. Soy el amor en que puedes confiar. Soy tu paz. Soy tu seguridad. Soy uno contigo. Yo Soy. Aunque falles en encontrarme. Yo nunca dejo de encontrarte. Aunque tu fe en Mí es insegura, Mi fe en ti nunca flaquea. Porque te conozco, porque te amo, estoy contigo.

"Estoy convencido de que podemos elegir la alegría. En cada momento, podemos decidir responder ante un hecho o a una persona con alegría en vez de con tristeza. Cuando, realmente, creemos que Dios es vida y sólo vida, entonces, nada necesita tener el poder de arrastrarnos al reino triste de la muerte. Elegir la alegría no significa elegir sentimientos felices, o una atmósfera artificial de hilaridad. Sino que significa la determinación de dejar que cualquier cosa que pase nos lleve un paso más cerca del Dios de la vida".

Henri NOUWEN
Un día bajó el Señor a la tierra en forma de mendigo y se acerco a casa del zapatero y le dijo: “Hermano, hace tiempo que no como y me siento muy cansado,aunque no tengo ni una sola moneda quisiera pedirte que me arreglaras mis sandalias para poder seguir caminando”.

El zapatero le respondió: 
-“Yo soy muy pobre y ya estoy cansado que todo el mundo viene a pedir y nadie viene a dar!”.
El Señor le contestó: 
-“Yo puedo darte lo que tu quieras”.

El zapatero le pregunto: 
-”Dinero inclusive?”.

El Señor le respondió:
-”Yo puedo darte 10 millones de dólares, pero a cambio de tus piernas”
“Para que quiero yo 10 millones de dólares si no voy a poder caminar, bailar, moverme libremente?”, dijo el zapatero.

Entonces el Señor replicó: 
“Esta bien, te podría dar 100 millones de dólares, a cambio de tus brazos”.
El zapatero le contesto:

-”Para que quiero yo 100 millones de dólares si no voy a poder comer solo, trabajar, jugar con mis hijos, etc.?

Entonces el Señor le dijo: 
- “En ese caso, yo te puedo dar 1000 millones de dólares a cambio de tus ojos”.

El zapatero respondió asustado:
- “Para que me sirven 1000 millones de dólares si no voy a poder ver el amanecer, ni a mi familia y mis amigos, ni todas las cosas que me rodean?”.

Entonces el Señor le dijo:
“Ah hermano mío, ya ves que fortuna tienes y no te das cuenta”.

El abuelo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años. Ya las manos le temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La familia completa comía junta en la mesa, pero las
manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacia el alimentarse un asunto difícil. La comida caía de su cuchara al suelo, y cuando intentaba tomar el vaso, derramaba la leche sobre el mantel.

El hijo y la nuera se cansaron de la situación.
"Tenemos que hacer algo con papá", dijo el hijo. "Ya he tenido suficiente. Derrama la leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo".

Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor. Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de comer. Como el abuelo había roto uno o dos platos, su comida se la servían en un tazón de madera. De vez en cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver una lágrima en sus ojos mientras estaba ahí sentado solo. Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía eran fríos llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida.

El niño de cuatro años observaba todo en silencio. Una tarde antes de la cena, el papá observó que su hijo estaba jugando con trozos de madera en el suelo. Le pregunto dulcemente: "¿Qué estás haciendo?". Con la misma dulzura el niño le contestó: "Ah, estoy haciendo un tazón para ti y otro para mamá para que, cuando yo crezca, ustedes coman en ellos". Sonrió y siguió con su tarea.

Las palabras del pequeño golpearon a sus padres de tal forma que quedaron sin habla. Las lágrimas rodaban por sus mejillas. Y aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambos sabían lo que tenían que hacer.

Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano de su padre y lo guío de vuelta a la mesa de la familia. Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos. Y por alguna razón, ni el esposo ni la esposa parecían molestarse cada vez que el tenedor se caía, la leche se derramaba o se ensuciaba el mantel.

Los niños son altamente perceptivos. Sus ojos observan, sus oídos siempre escuchan y sus mentes procesan los mensajes que absorben. Si ven que con paciencia proveemos un hogar feliz para todos los miembros de la familia, ellos imitarán esa actitud por el resto de sus vidas.

Los padres y madres inteligentes se percatan que cada día colocan los bloques con los que construyen el futuro de sus hijos. Seamos constructores sabios y modelos a seguir.

He aprendido que puedes decir mucho de una persona por la forma en que maneja tres cosas: un día lluvioso, el equipaje perdido y las luces del arbolito de Navidad enredadas.

He aprendido que independientemente de la relación que tengas con tus padres, los vas a extrañar cuando ya no estén contigo.

He aprendido que aun tengo mucho que aprender.

La gente olvidará lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca ¡cómo los hiciste sentir!.

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